CartA de un lector del blog: Contando Estrellas Luna

No existe -ni debe existir- una ideología preceptiva y común para ellos. 

Luna:

Actualmente hay como una treintena de banderas LGBTYTODOESO diferentes, a base de añadir pretenden conseguir una “igualdad” que se basa en distinguir y diferenciar cada vez más. Esto lleva a todo lo contrario del criterio de unidad, pero además hay que estar doctorado en Oxford para reconocer tanto colorín y saber de qué facción se trata. Al final, nuestro simbolismo no es capaz de aceptar tantísimas rayas, sólo hay que ver lo que pasó con las banderas piratas: Cada uno tenía la suya personalizada, unos con cuchillos o hachas, otros con antorchas, relojes de arena, cadenas o cualquier elemento de ferretería. En la actualidad sólo conocemos la llamada “Holly Roger” (La típica de la calavera y las dos tibias) y la mayoría de nosotros pensamos que era la única y universal. Hubo en su tiempo corsarios, bucaneros, filibusteros, mercenarios y “nautas neutrales”… hoy son simple y llanamente piratas.

¿Tienen los afectados de fibrosis quística una bandera propia?¿y los de la esclerosis múltiple o el Alzheimer? No, ni falta que hace. Se les tiene una consideración y miramos por sus problemas de salud o sociales, no es necesario andarse con tanto estampado textil.

Pero también sucede lo contrario: Esos paños tan coloridos no representan a quienes dicen hacerlo, un homosexual tiene plena libertad para creer en unas cosas o no, para pertenecer a una u otra ideología; ni más ni menos que otro que no sea homosexual. ¿Por qué se abrogan la representación de todo lo que llaman un “colectivo” y se dedican en nombre de todos a postular lo que les dé la gana o a organizar ataques contra partidos políticos o creencias religiosas?. Ya va siendo hora de que de los mismos homosexuales salga una respuesta contra este abuso. Están siendo víctimas de esa opresión, que nadie denuncia (ni siquiera ellos mismos). No existe -ni debe existir- una ideología preceptiva y común para ellos. La misma bandera del arco iris es un engaño, pues dicen que simboliza la aceptación de todos, sea cual fuere su condición personal, pero luego no hace más que promover intolerancias y obligaciones que nadie tiene.

12:10 | 24/06/20

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Luis Enrique Villahermosa-lorenzo está con Miguel Ramos Diaz.

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LA BARCA DEL MATRIMONIO :

Jorge Alberto Vargas‎ *** LA PIZARRA CATOLICA ***

12 de junio de 2014 .

LA BARCA DEL MATRIMONIO :

Al igual que un día Jesús dijo a Pedro: “Rema mar adentro y echad las redes para la pesca”…hoy me atrevo a decir a todos los matrimonios: “Familias, remad mar adentro y echad las redes para la pesca”.

Ahondemos en esta metáfora de la barca y desentrañemos lo que hay detrás.

I. Preparar todo antes de la travesía

• Timón: la voluntad de Dios.

• Remos: las virtudes humanas y cristianas. Remos firmes, estables,
resistentes…si no, se romperán con las olas del mundo o se estropearán con la sal del ambiente humedecido.

• Redes: de la militancia y ansia de conquista. Libres de algas malignas,
bien cosidas.

• Velas limpias, sin agujeros: espíritu de oración y unión con Dios.

• Brújula: conciencia recta que marque la orientación correcta en la travesía.

• Luces de orientación bien instaladas y no con fallos de desidia, flojera,
descuido.

• Proa: el estandarte de la cruz

• Popa: La Virgen

II. Durante la travesía

• No olvidar el puerto: llegar a Dios, ser santo

• Soltar amarras: excusas, cansancios, comodidad, miedos, egoísmo,
soberbia, dudas, desconfianza. No podemos quedarnos en la orilla toda la
vida. Los grandes peces están adentro en alta mar. Las amarras nos
detienen y nos impiden navegar.

• Ir cantando y unidos a los demás en caridad.

• No hacer caso a las sirenas que nos invitan a desviarnos de la ruta que nos lleva a Dios.

• Reponer fuerzas, coser redes, en el astillero, con los sacramentos.

• No temer los vientos. Ni los monzónicos de la comodidad y pereza. Ni los
glaciares de la soberbia y racionalismo. Ni los alisios de la mediocridad.

• Desplegar velas. Dejarme llevar por el viento del E.S., poniendo todos mis talentos y cualidades al servicio del Reino de Cristo.

• Echar las redes con todo el arte y con la confianza en el Señor. ¡Qué
redada de peces! Metodología apostólica: persona a persona, de vértice a base, vida de equipo, eficacia.

III. Después de la travesía Llegarán felices y contentos a buen puerto, al puerto de la salvación. Y allí les saldrá Dios para darles el premio de su fidelidad. Sentirán su conciencia en paz y tranquila, porque fueron constantes y perseverantes en la travesía, sorteando todo especie
de escollos, sirenas y piratas.

Sus hijos estarán orgullosos de haber tenido unos papás que les enseñaron a remar en la vida, para no dejarse atemorizar por los vientos ni obstáculos. Y ellos harán lo mismo cuando formen una nueva familia. Tendrán el recuerdo de sus padres y su ejemplo les servirá de incentivo y de ejemplo.

Mereció la pena la travesía matrimonial, con Dios en la barca y con el amor como motor de esa barca.

¡Que Dios les premie su fidelidad!

Dios te bendiga

Servir a los demás Sadhu Sundar Singh

 Life Changing Books

Llorado a su muerte por millones de personas, Sundar Singh (1889-1929) abandonó la comodidad de su casa a los dieciséis años para vivir como un sadhu, llevando la vida de un mendigo.  Conocido durante su vida como el más famoso converso de India al Cristianismo, Sundar no se aprobaría de esta reputación; amó a Jesús y devotó su vida a él, pero nunca aceptó las convenciones culturales de la religión, sino que abrazó sus austeras enseñanzas originales. Este extracto del libro Enseñanzas del maestro, es parte de una conversación entre Sadhu Sundar y un buscador.

El hombre que busca: Sus ejemplos están llenos de esperanza, querido Sadhu, pero yo soy demasiado egoísta y pecador para realizar cualquier servicio.

Sadhu: Era una vez un asesino convicto que, en lugar de ser ahorcado, fue enviado a la guerra formando parte de los ejércitos del rey. Resultó gravemente herido, pero puesto que luchó con bravura y honor volvió de la guerra como un héroe. El rey, viendo sus heridas y oyendo los informes de su valor, no sólo le perdonó por su crimen sino que le recompensó generosamente y le otorgó una posición de honor en el reino. Así ocurre también en nuestras vidas espirituales. Si luchamos para salvar las vidas de aquellos que están oprimidos por el peso del pecado y del egoísmo, no solamente hallaremos el perdón sino también el gozo de la felicidad espiritual.

Algunas personas se resisten a servir al prójimo porque dudan de sus propias capacidades. Son como aquellos que se recuperan de una larga enfermedad. Reciben alimentos nutritivos y reposo, ya no están enfermos pero siguen débiles, aletargados, porque no trabajan ni ejercitan sus músculos. Debemos simplemente confiar y llevar a los demás un mensaje de fe y de esperanza. Es inútil que tomemos lecciones de natación a no ser que estemos decididos a meternos en el agua y practicar, primero en aguas apacibles y luego en aguas profundas. De esta forma adquirimos fuerza y mejoramos nuestra técnica. Respecto a ayudar a aquellos que luchan y se hunden en las aguas oscuras de la necesidad interior, debemos aplicar la máxima de la teología: rezar y unión espiritual con Dios.

El hombre que busca: Pero si nosotros damos toda nuestra fuerza sirviendo a los otros, ¿cómo encontraremos el tiempo y la energía necesaria para orar a Dios?

Sadhu: Dios no necesita de nuestra plegaria, ¿le hace falta a Dios cualquier cosa que nosotros, simples mortales, podamos darle? Aquellos que buscan seguir la vida espiritual son como la sal del mundo. Los cristales de sal no pueden dar sabor a nuestros alimentos a menos que se disuelvan. Si disolvemos la sal en una olla, desaparece pero no por ello deja de existir, pues, realmente, ese poco de agua dará sabor a millares de granos de arroz.

Lo mismo pasa con nosotros. Si no nos fundimos en el fuego del amor y del espíritu, si no nos sacrificamos completamente, no podremos pasar ni a una sola alma la gozosa experiencia de la vida espiritual. Si no nos sacrificamos a nosotros mismos, seremos como la mujer de Lot, que se convirtió en una inerte estatua de sal. Jesús se transfiguró en el huerto de Getsemaní y dio su vida en la cruz para abrir la puerta de los cielos a todos nosotros. Con el mismo espíritu, nosotros debemos estar preparados a dar nuestras propias vidas por el bienestar espiritual de los demás. Esto es lo que nos aporta orar a Dios.

La espada de la justicia pende amenazadora aún ahora sobre muchas almas. Debemos estar dispuestos a sacrificar nuestros deseos, e incluso nuestras vidas, en beneficio de aquellos que se hallan en peligro de muerte espiritual. Después el mundo reconocerá que el amor verdadero habita en nosotros, que somos hijos de Dios, el cual se sacrificó por nosotros.

two outstretched hands

CONTRIBUIDO POR;Sadhu Sundar SinghSundar Singh (1889-1929) abandonó la comodidad de su casa a los dieciséis años para vivir como un sadhu, llevando la vida de un mendigo. Amó a Jesús y devotó su vida a él, pero nunca aceptó las convenciones culturales de la religión.

Nos dijeron distancia de seguridad y pusimos distancia social

Nos dijeron…

Nos dijeron distancia de seguridad y pusimos distancia social

Iñaki Alegria  Junio 5, 2020

Nos dijeron confinaros

y confinamos nuestras fronteras

Nos dijeron distancia de seguridad

y pusimos distancia social

Nos dijeron usar mascarilla

y nos tapamos los ojos

Nos dijeron lavaros las manos

y nos lavamos la conciencia

Nos dijeron pensar en la comunidad

y nos hicimos más egoístas

Artículos de Nemesio R. Canales *** LOS NIÑOS DE ALBANY ***
(Artículo de 1916) *** Posted: 13 Jun 2017 ***

LOS NIÑOS DE ALBANY *** Artículos de Nemesio R. Canales ***(Trozos Selectos) *** (Artículo de 1916)


LOS NIÑOS DE ALBANY
(Artículo de 1916)




     ¡Cómo! ¿Pero es verdad que en Albany, Estados Unidos, sesenta mil niños han ido en manifestación a pedirle al gobernador que ejecute sin misericordia  a Pontón? ¿Pero no es espantoso que de las tiernas y gorjeantes gargantas de sesenta mil niños se haya hecho salir este clamor de muerte contra un infeliz reo? Por grande que haya sido el delito de Pontón, ¿a qué queda reducido frente a este otro delito de envenenar deliberadamente el alma de una legión de niños con tan feroz deseo?
     No; ésto no parece cosa sucedida en estos tiempos, ni en el seno de un pueblo civilizado. Esto parece cosa de otros tiempos, brote de crueldad en el alma de roca de gentes primitivas, no iniciadas aún en las prácticas mansas de Buda o de Cristo. Se concibe que en torno del infeliz que, en un momento de extravío amoroso, dio muerte a una mujer, se aglomeren los deudos de la víctima pidiendo justicia, esto es, venganza. Se concibe que este furor homicida de los deudos se transmita por contagio en los primeros momentos a los habitantes del pueblo o ciudad de la víctima. Pero no se concibe que se llame a los niños, a todos los niños de todas las escuelas, y se les haga partícipes de esta espeluznante orgía de odio. Y esas iglesias, esas innumerables iglesias que en las ciudades americanas propagan día y noche la doctrina de Cristo, toda amor, caridad, tolerancia y perdón, ¿qué hacen? ¿para qué sirven si no sirven ni siquiera para impedir que se escape de la garganta de los niños de Albany el sacrílego grito de venganza y muerte que acabamos de oír? ¡Y pensar que estas mismas iglesias, junto a las cuales acaba de darse el horrible espectáculo de tan innecesaria crueldad, envían constantemente misioneros a otros pueblos, y entre ellos a Puerto Rico, a predicar mansedumbre y caridad evangélicas! ¡Dónde mejor podrían actuar estos misioneros es allí donde el frenesí del odio puede tanto que hace salir de las escuelas a sesenta mil niños para que vayan en procesión solemne hasta la casa de un gobernador, y le conminen a ser inexorable, a matar fríamente al que mató en un vértigo, a obsequiar a unos infelices viejos –los padres del reo– con el lúgubre regalo de Christmas de la muerte del ausente hijo que nunca ha de volver!
     Nosotros no sabemos leer ni sabemos correr tras el Dólar hasta reventar o hacernos millonarios. No sabemos unas cuantas cosas que para afear y entristecer la vida saben y practican nuestros señores los americanos. Sabemos muy poco, es verdad. Pero podemos afirmar rotundamente que en el seno de nuestra pobre y humilde comunidad jamás daremos el tremendo espectáculo de hacer colaborar a nuestros hijos en la obra de fría y estéril crueldad en que han colaborado los niños de Albany.
     Sabemos muy poquita cosa, muy poquita cosa. Ni siquiera hemos inventado el automóvil Ford, tan indispensable a la felicidad humana. Sabemos, sin embargo, perdonar. Y como el perdón necesita de la compasión, y la compasión necesita de la comprensión, y esta facultad de comprender necesita a su vez de la lenta y laboriosa decantación espiritual de una cultura que contribuyeron a formar siglos y más siglos, ¿qué podemos hacer, así pobres y humildes como somos, sino pedir a los dioses, con un poco de orgullo, que se apiaden de nuestros señores los americanos, y que, a cambio de hacerles olvidar muchas de las innumerables cosas que han aprendido para complicar y ensombrecer inútilmente la vida, les madure, depure y refine el espíritu de tal modo que, sin necesidad de ir a la escuela ni a la iglesia, sepan esa cosa sencilla y profunda que saben nuestros analfabetos: perdonar, esto es, compadecer, esto es, comprender. Cuando sepan esta sencilla, pero profunda y formidable cosa que se llama comprender, ya quizás no tendrán la extraordinaria agilidad juvenil con que persiguen hoy millones e inventan aparatos de mecánica; ya quizás no harán progresar tan velozmente sus industrias, sus casas, sus ciudades, sus muebles, sus zapatos, sus ropas; pero habrán progresado ellos mismos, esto es, tendrán una sensibilidad más aguda, una cerebración más intensa, y una visión más certera, más amplia y más profunda de la vida… Y al orgullo infantil de haber inventado el automóvil Ford y otras zarandajas de ferretería, sucederá un nuevo sentimiento de humanidad a la luz del cual la sombría procesión de los niños de Albany pidiendo ferozmente la muerte de un hombre, les parecerá una cosa tan cruel, tan tosca, tan primitiva, tan fea, que la creerán inverosímil y temblarán ante ella de verguenza y de horror.
***

VOCABULARIO


1.Gorjeantes= Se dice de los niños cuando empiezan a hablar y formar la voz en la garganta.


  2.Feroz= Brutal, agresivo, cruel, despiadado.

  3.Orgía= Satisfacción de pasiones desenfrenadas.

  4.Sacrílego= Impío, envilecido, abominable.

  5.Vértigo= Arrebato, impulso, rapto.

  6.Lúgubre= Triste, funesto, melancólico.

  7.Fría= Falto de afecto o de sensibilidad.

  8.Estéril= Inútil, vana, infructuosa.

  9.Decantación= Inclinarse, tomar partido o decidirse por una opción entre varias.

10.Zarandajas= Baratijas, bagatelas, chucherías.

11.Tosca= Inculta, grosera, vulgar.