Falsos profetas

Y como toda inversion … tomate tu tiempo,te acompañara mucho tiempo

Realismo Antimágico

En las librerías suelen haber dos tipos de autores: pensadores y hacedores. Los segundos son personas de acción y suelen carecer del abundante léxico que derrochan los primeros. La soberbia en los pensadores se manifiesta en sus letras, al creerse más inteligentes de lo que son, y en los hacedores más importantes de lo que parecen. No hay nada más gratificante que un autor sincero, por eso hay que elegir con calma y evitar la trampa de los pensadores hablando de acción o los hacedores explicando lo abstracto. Comprar un libro es una inversión, no es solo dinero, es tu tiempo.

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¡DAME MI OSITO!

Ahhh igual mis nietas peleando por su » Osito»,pero las habrias disfrutado como yo.La Paz Contigo … y con los tuyos.

manologo

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Tarde de domingo, hay sol, mientras escribo escucho viejas melodías tocadas por la orquesta de Paul Mauriat y tengo abierta la ventana para que entre el aire; junto con él se cuelan las voces de niñas que juegan fuera, pero están fuera de mi vista.

Juegan y por el tono de las voces no tendrán más de 8 años: “¡Dame mi osito…!”, risas, silencio, risas. “¡Dame mi osito…!”, más risas y silencio. “Dame mi osito te digo…”.

Largo silencio y después: “¡Dame mi osito, mierda, hijueputa…!”. Hay sol, jugaban y de pronto algo se ha roto.

Es como si la infancia hubiera saltado en pedazos y cierro la ventana porque lo que van a seguir son llantos, seguramente forcejeos y tal vez más lisuras. El aire queda afuera, con los sonidos y yo escribo…

Hay sol, es tarde de domingo y todo está transcurriendo con “normalidad”; no tengo que preguntarme…

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Gimnasia creativa

“Debemos recordar que no es solo la felicidad lo que podría ser una bendición. Tenemos que estar agradecidos por muchas cosas negativas que no fueron peor «.La Gran Reescritura | دوباره نویسی عالی
por LALEH CHINI

Realismo Antimágico

1.- Tomar algo que ya existe y darle un nuevo uso o definición. Lo que hizo Duchamp con el urinario, fuera de su contexto, cualquier cosa podría ser arte.
2.- Juntar dos elementos que nadie ha combinado antes. Las maletas con rueditas por ejemplo. Tomar lo viejo y reciclarlo en algo moderno.
3.- Darle características humanas a una entidad no humana. Una historia de amor entre bacterias, piedras que cobran vida.
4.- Transformar lo familiar en algo extraño y lo extraño en algo familiar. “Esa silla es cualquier cosa menos una silla”.
5.- Ver las cosas desde una perspectiva opuesta. “Si hablan de utopía, abordaré el tema desde la distopía” “entender el éxito a partir del fracaso”
6.- Preguntarse siempre ¿Qué no estoy viendo en esta situación?.Buscar siempre el ejemplo que refute una idea o propuesta. Es la forma más segura de fortalecerla.

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Un México cristero, pacífico y fiel, celebra el Día del Laico a los pies de Cristo Rey : Jaime Septién:Aleteia-nov.24-2019

“Sagrado Corazón de Jesús, perdónanos y sé nuestro Rey”

“Santa María de Guadalupe, Reina de México, ruega por tu nación”.                                                                ***                            ***

Cerca de catorce mil laicos de todos el país renovaron la consagración de México al Sagrado Corazón de Jesús

La sombra –mejor dicho, la luz—del beato y mártir de la Guerra Cristera (1926-1929) Anacleto González Flores, patrono de los laicos mexicanos, estuvo presente el día de ayer a los pies del Cerro del Cubilete, corazón cristero de México, bajo la mirada de la enorme estatua de Cristo Rey.

Como Cristo Rey, con los brazos abiertos

El Parque Bicentenario de Silao (Guanajuato), donde en 2012 el Papa Benedicto XVI ofició una Misa en la que recordó –durante la homilía—que San Juan Pablo II hubiera querido ir ahí pero en uno de sus viajes a México se lo impidieron las autoridades del país, fue el escenario para que cerca de catorce mil laicos de todos el país renovaran la consagración de México al Sagrado Corazón de Jesús.

Bajo el lema de “Laicos de brazos abiertos”, al pie de la montaña de Cristo Rey y en el aniversario del beato Anacleto, se celebró, también, la primera edición del Día del Laico, una celebración en la que se refuerza el papel fundamental del laicado mexicano en la Iglesia “en salida” que ha marcado el Papa Francisco.

La celebración eucarística, presidida por el nuncio en México, Franco Coppola junto con el arzobispo de León (Guanajuato), Alfonso Cortés, fue un solemne acto de desagravio por la irreverencia, las profanaciones, el desprecio a la fe y a la Iglesia y por los pecados del ateísmo que han proliferado en México, paradójicamente la segunda nación con mayor número de católicos del mundo.

Entre las muchas frases que dejó escritas el beato González Flores, llamado cariñosamente “el Maestro Cleto”, bien podría caber aquella que proponía en uno de sus ensayos agrupados en el texto El plebiscito de los mártires” y que explica el catolicismo acendrado de los cristeros mexicanos: “Por encima de la mano que edifica está y siempre ha estado, a muchos codos de altura, la fecundidad portentosa del espíritu”.

El obispo auxiliar de Morelia y presidente de la Dimensión Episcopal para los Laicos del Episcopado Mexicano, Víctor Aguilar, pidió inspirarse en el beato Anacleto y en la frase brazos abiertos “para alabar a Dios, para pedir gracias por nuestra patria, familias, gobernantes, por las situaciones de nuestra patria… pero también hacernos hermanos, para tender la mano al necesitado, para dejar protagonismos, dejar de ser grupitos y sectas dentro de la Iglesia, que sepamos estar abiertos a los grupos, a los distintos carismas”.

La oración del cristero

Uno de los momentos centrales –éste que es el noventa aniversario del fin de la Guerra Cristera—fue el rezo de la multitud de la “Oración del cristero”, la que rezaban cada mañana los cristeros antes de salir al campo y defender su fe contra las tropas federales y los perseguidores de la Iglesia católica en los años aciagos de México:

¡Jesús Misericordioso! Mis pecados son más que las gotas de sangre que derramaste por mí. No merezco pertenecer al ejército que defiende los derechos de tu Iglesia y que lucha por ti. Quisiera nunca haber pecado para que mi vida fuera una ofrenda agradable a tus ojos. Lávame de mis iniquidades y límpiame de mis pecados. Por tu santa Cruz, por mi Madre Santísima de Guadalupe, perdóname, no he sabido hacer penitencia de mis pecados; por eso quiero recibir la muerte como un castigo merecido por ellos. No quiero pelear, ni vivir, ni morir, sino por ti y por tu Iglesia. ¡Madre Santa de Guadalupe!, acompaña en su agonía a este pobre pecador. Concédeme que mi último grito en la tierra y mi primer cántico en el cielo sea ¡Viva Cristo Rey! Amén.

Transformar desde la fe

Otro momento importante fue la lectura del llamado “Manifiesto laical” un decálogo mediante el cual los católicos mexicanos se comprometen a transformar las instituciones sociales en México conforme al Evangelio; a convencer a los ciudadanos a defender los valores de la familia, la vida, la verdad, el trabajo honesto, la solidaridad y las libertades.

Al tiempo de cuestionar las políticas públicas y las leyes que están haciendo daño a los ciudadanos el Manifiesto subraya que para modificar esas decisiones política y leyes “se necesitan ciudadanos informados y preparados, activos y con responsabilidad social política, este es uno de los retos que los laicos asumimos públicamente hoy”.

El Manifiesto también indica que el beato Anacleto González Flores, patrono de los laicos mexicanos, será para los creyentes de México un modelo actual e inspirador en medio de una realidad donde son evidentes las carencias “necesidades apremiantes, problemas serios viejos y nuevos que padecen miles de pequeños pueblos”.

Dos jaculatorias de don Manuel Urquiza están estampadas en el monumento a Cristo Rey en el Cerro del Cubilete, centro geográfico y espiritual del México cristero: “Sagrado Corazón de Jesús, perdónanos y sé nuestro Rey” y “Santa María de Guadalupe, Reina de México, ruega por tu nación”.

Hoy, como nunca en la historia moderna, México necesita ese doble reinado.

El comportamiento varonil o femenino ¿Es una construcción social?

Pablo Munoz Iturrieta

Tanto se ha mentido últimamente sobre la supuesta «imposición social» que nos «asigna» el ser varón o mujer. Acá va mi respuesta durante una conferencia en Los Polvorines, Buenos Aires, Argentina.

Gracias a Santiago Alarcón de RINCON APOLOGETICO por el video y los invito a seguir su página de Facebook.

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Oración de Gracias: por Charles E. Moore

Cuando damos gracias por todo lo que tenemos, pensamos en las personas que no lo tienen. ¿Dejaremos que sus necesidades nos cambien?                                                                        ***                                                           ***

Señor, ¿cómo puedo agradecerte

  • por la abundancia de comida sobre mi mesa y las reservas en mi refrigerador, cuando miles de niños mueren de hambre cada día?
  • por la comodidad de mi casa, cuando más de 600.000 estadounidenses no tienen hogar?
  • por mi salud, cuando millones de personas no pueden darse el lujo de consultar un doctor cuando estén enfermos, ni surtir las recetas que necesitan?

Señor, ¿cómo puedo agradecerte

  • por el trabajo que tengo para pagar las cuentas, cuando tantos están desempleados o no ganan lo suficiente para vivir?
  • por una vida libre de desastres, cuando terremotos, diluvios, tsunamis, huracanes y fuegos arrasan pueblos enteros?
  • por el tiempo libre cuando me divierto leyendo, cuando casi un mil millón de personas no pueden ni leer un libro ni firmar su nombre?

Señor, ¿cómo puedo agradecerte

  • por una vida de paz, cuando se disparan en barrios pobres y en escuelas, y cuando aviones teledirigidos, minas terrestres, misiles y sanciones persiguen a millones de vidas?
  • por este país nuestro, tan bendecido y libre, cuando los soldados que lucharon por ella se están suicidando a una tasa de 22 por día?
  • por las maravillas de la naturaleza, cuando la mitad de la población mundial tiene que vivir en ciudades?
  • Señor, ¿cómo puedo agradecerte
    • por el tierno amor de mi esposa, cuando la mitad de los matrimonios mundiales fracasan?
    • por la sonrisa de mi hijo, cuando más de uno entre cuatro niños ni siquiera vive con su padre?
    • por la felicidad de mi hija, cuando miles de niñas adolescentes se cortan y se privan de comida en desesperación silenciosa?

    Señor, ¿cómo puedo agradecerte

    • por la libertad de ir donde yo quiera, decir lo que pienso y hacer lo que se me antoje, cuando cada año hasta 27 millones de gente trabajan como esclavos o son traficados para la explotación comercial sexual?
    • por amigos que amar, quienes también me aman, cuando una quinta parte de la población mundial vive sola y no tiene más que una conversación significante cada seis meses?
    • por darme fe y esperanza, una razón para vivir, cuando uno entre cada diez adultos estadounidenses se admiten sufrir de la depresión.
    • Señor, ¿cómo puedo agradecerte por todas las bendiciones que tú otorgas a menos que yo

      • gaste menos en mí mismo,
      • dé más a otros,
      • me haga amigo a los solitarios,
      • ayude a los desamparados,
      • fortalezca a los débiles,
      • anime a los desconsolados,
      • brinde fe a los agnósticos,
      • ore por los desesperados,
      • agradezca a los desagradecidos,
      • abrace a los rechazados,
      • vista a los desnudos,
      • y dé de comer a los hambrientos?

      Oh Señor, mi corazón se colma de gratitud porque yo tengo tanto para agradecerte. Pero una cosa te pido, sólo una cosita: ayúdame a agradecerte no sólo con corazón y labios, sino con mi vida entera.

      homelessfood
      CONTRIBUIDO PORphoto of Charles MooreCharles E. Moore

      Charles E Moore es escritor y editor colaborador para Plough. Es miembro del Bruderhof, un movimiento comunitario intencional basado en el Sermón del Monte

       

Aleteia; Seis razones para leer (más) Juan M. Otero | Nov 09, 2019

 

Leer es un lujo, un privilegio, un regalo.

 

No soy partidario de esa frase que, desde que vamos al colegio, hemos oído repetida como un mantra una y otra vez: “hay que leer”. Leer no es una obligación: que lea quien quiera. Leer no es un deber, sino un verdadero lujo, un privilegio, un regalo.

Leer es una actividad original, creativa y cool. Para leer, además, hay que tener personalidad, porque en esta sociedad de pantallas y tuits leer es una actividad casi revolucionaria y contracultural. No sé si lees, si alguna vez leíste o si te gustaría empezar a leer. Lo que me gustaría es que, al terminar este artículo, te entrara el gusanillo de leer. Y, si ya lees, de leer más.

Aquí van las seis razones, no por las que “hay que leer”, sino por las cuales pienso que leer sigue siendo una de las mejores formas de emplear el tiempo, por las que la lectura es una afición absolutamente genial.

1. Leer es muy divertido

Este es el primer motivo por el que recomiendo leer: es divertidísimo. Como es lógico, para divertirse leyendo es imprescindible tener un mínimo de hábito, de costumbre. Pero bueno, nada que no se necesite para divertirse haciendo footing, jugando al rugby o al monopoly.

Al principio los hobbies sofisticados requieren un poco de práctica, antes de empezar a disfrutar. Si uno se rinde pronto, y no es capaz de coger costumbre, solo se divertirá con ocupaciones bastante simplonas y fáciles, como vídeos de risa de youtube o videojuegos de matar marcianos. Diversiones que no están mal, pero que no nos hacen mejores.

Las aficiones más divertidas e interesantes no son tan inmediatas, y requieren un poco de esfuerzo: subir una montaña, tocar un instrumento musical, practicar un deporte muy técnico… innegablemente no es fácil. Pues con la lectura pasa un poco lo mismo.

Ahora bien, superada la primera dificultad, sostenido el esfuerzo, la recompensa es total. Como dijo una vez Walt Disney, “Hay más tesoros en los libros que en todo el botín de la Isla del Tesoro”.

Leer es una fuente inagotable de diversión y entretenimiento.

2. Leer te amplía el mundo

Excepción hecha del viejo Matusalén, que según la biblia vivió varios cientos de años, la vida humana es corta y limitada. Nuestro rango de experiencias personales es siempre pequeño: vivimos en un tiempo y en un lugar concretos; nos relacionamos con un conjunto de personas relativamente reducido; y nuestras capacidades personales son limitadas.

Pues bien, a través de los libros podemos romper todas esas limitaciones, y ampliar infinitamente nuestras experiencias vitales: conocer otras vidas, otras épocas, otros lugares, otros mundos.

Leer no alarga la vida, pero sin duda la ensancha. La lectura, como decía Mary Schmich, es un ticket de descuento a todas partes. Como es lógico, la lectura no es la única forma de ampliar nuestras experiencias: también ver una buena película, una serie interesante o un documental bien hecho puede ayudarnos a tener una visión más rica del mundo. La ventaja de la lectura es que participamos en esas otras vidas de forma más activa, imaginativa y personal: el lector siempre es más protagonista que el espectador.

3. Leer te hace más inteligente

Como se ha escrito, “la lectura es a la inteligencia lo que el ejercicio es al cuerpo”. Leer nos hace más inteligentes por dos razones. En primer lugar, leer enriquece nuestro vocabulario, lo que nos permite pensar con más profundidad, riqueza y rigor. No es lo mismo poder decir, por ejemplo, que un plato de comida está “súper bueno” –porque no se tienen más palabras-, que poder elegir entre los adjetivos rico, sabroso, suculento, delicioso o exquisito. Cuantas más palabras se tienen, mejor puede asimilarse -¡y disfrutarse!- la realidad.

Además, la lectura también nos hace más inteligentes porque nos da la posibilidad de dialogar con otras visiones e ideas acerca del ser humano y del mundo, lo que sin duda amplía nuestra perspectiva de la realidad. Las personas “leídas” son menos manipulables y tienen un mayor espíritu crítico. No resulta llamativo, así, que la mayoría de las dictaduras, para trasmitir una idea monocroma del mundo y terminar con las discrepancias, prohíban la lectura de ciertos autores o de determinados libros.

4. Leer enseña a estar solo y a valorar el silencio

Quizá la primera condición para llevar una vida feliz sea tener una buena relación con uno mismo. Pues bien, pienso que esta relación se construye en tiempos de soledad, de silencio y de tranquilidad. Quien se pasa el día atolondrado, corriendo de aquí para allá como un pollo sin cabeza, es difícil que consiga conocerse a fondo y llevarse bien consigo mismo.

Pues bien, la lectura es un medio magnífico para conseguir esa tranquilidad, para aprender a estar solo y valorar el silencio. En el frenesí ruidoso de nuestra sociedad hiperconectada y estresada, un libro puede ser un verdadero salvavidas para defender nuestra capacidad de reflexión y serenidad.

Como ha escrito José Jiménez Lozano, es probable que de cada rato de lectura lo mejor que saquemos sea precisamente eso: el rato de soledad y silencio. Coger un buen libro, encender una luz cálida, ponerse unas zapatillas y sentarse a leer: placer de personas maduras y libres.

5. Leyendo se hacen amigos

Leer no es, para nada, una actividad solitaria. Como escribió Descartes, “la lectura de todos los buenos libros es como una conversación con las mejores personas de los siglos pasados”. Y es verdad: leer es, en esencia, conversar y compartir.

La literatura universal nos ofrece miles de amigos a quienes admirar, con quienes compartir aventuras, con los que hablar. Estos amigos pueden ser tanto los personajes de una novela -¿quién no ha sentido verdadera complicidad con Bilbo Bolsón, Harry Potter o Kurt Wallander?-, como los propios escritores, con quienes uno va tejiendo una relación de afecto cálido, no por misteriosa menos real.

Estas relaciones, casi mágicas, adoptan las formas más insospechadas: pueden entablarse con escritores coetáneos, pero también con autores fallecidos hace siglos, y con personajes de otra época, históricos o inventados, con elfos, magos, brujas o incluso extraterrestres. Así, “sabes que has leído un buen libro cuando volteas la última página y sientes como si hubieses perdido un amigo” (Paul Sweeney). O como si lo hubieses ganado, añado yo.

A la amistad –u odio eterno- con los autores y protagonistas de los libros, hay que añadir la complicidad que se urde entre personas que han leído los mismos libros, o que comparten gustos literarios y se recomiendan lecturas de forma habitual.

Leyendo, no cabe duda, se hacen muchos y muy buenos amigos, que pueden estar ahí y a quienes se puede volver siempre, a lo largo de toda nuestra vida.

6. Leer impulsará tu carrera profesional

No quiero terminar sin referirme a una última razón por la que es bueno leer, y es que la lectura beneficia indudablemente tu carrera. Es verdad que no se aman los libros porque resulten útiles, pero no hay duda de que lo son.

Las habilidades que se desarrollan leyendo –comprensión lectora, facilidad de palabra, léxico amplio, ortografía cuidada, redacción fluida, amplitud de temas de conversación- resultan innegablemente ventajosas en el ámbito académico y profesional.

Termino el artículo con una cita del presidente estadounidense Harry S. Truman: “No todos los lectores son líderes, pero todos los líderes son lectores”.

ACOSTUMBRARSE

… por falta de costumbre

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Su madre siempre le decía que había que irse acostumbrando a todo, porque era la mejor manera de aceptar las cosas y entrenarse para tener una voluntad férrea.

Se acostumbró a comer verduras aunque al principio no le gustaban.

Se acostumbró a ir a misa los domingos porque hacía bien para el espíritu.

Se acostumbró a sonreír  ante las adversidades porque al mal tiempo había que ponerle buena cara.

Se acostumbró a guardar pan para mañana y al ahorro de las pocas monedas que conseguía.

Se estaba acostumbrando a no comer por las noches, a desayunar dos veces por semana, sábados y domingos y a lo que más le costaba: almorzar poco y en días alternos…

Se estaba acostumbrando, cuando no pudo más, mandó todo a la mierda y con lo ahorrado mientras se acostumbraba a gastar nada,   compró gaseosas, dulces, pastelitos, dos empanadas, un tamal, pan,  queso fresco, dos…

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