Cada uno sabe el tiempo que necesita perder. Lo mejor de perder el tiempo es cuando te das cuenta de ello, porque ahí comienzas a valorar el tuyo. El tiempo es como el dinero, algunos lo derrochan, otros lo cuidan celosamente, hay quienes lo invierten, incluso quienes lo lloran. Tarde o temprano descubres que hay actividades o personas que no merecen tu tiempo porque agotan el tuyo, porque no te dejan nada. Perder el tiempo es un gran maestro, nunca es tarde para su lecciones.