«… entonces comprendió que por la pequeña abertura se había colado ese trozo feliz del pasado que trataba de pisar para que desapareciera.»
Había decidido olvidar su pasado porque le ponía mal recordar lo que consideraba momentos no gratos, de dolor o de vergüenza.
El pasado era como una mochila cargada de ladrillos que le impedía caminar libremente y correr si quería porque a cada rato, como una vieja película mil veces vista, lo malo regresaba para teñir de sombras el día más luminoso.
Un día se recordó de niño, querido por familia y amigos, recordó juegos, bicicleta y veranos, partidos de fútbol y un cumpleaños con regalos; se sorprendió con los recuerdos y esa noche, al quitarse los zapatos vio que uno tenía un agujero en la suela, entonces comprendió que por la pequeña abertura se había colado ese trozo feliz del pasado que trataba de pisar para que desapareciera.
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